Álbum: Archivo Histórico Campana

(2n2-a260) Antigua fábrica"La Cerámica" actual Cormela

País:

Argentina

Provincia:

Buenos Aires

Ciudad:

Campana

Álbum: Archivo Histórico Campana

(2n2-a260) Antigua fábrica"La Cerámica" actual Cormela


Descripción
La fábrica de ladrillos de máquina que nació bajo el nombre de "Coulter y Cía" sufrió penosas alternativas y pasó a dominio de Luis y Eduardo Costa. Éstos, en abril de 1893 la cedieron en venta al señor Augusto De Dominicis, quien la explotó comercialmente hasta fines de 1913. Durante 20 años esta fábrica adquirió fama creciente por la importancia de la moderna maquinaria y por su gran capacidad de producción. Dentro de sus instalaciones básicas había un horno de estructura circular sistema Hoffman, un edificio de material que albergaba las máquinas elaboradoras de ladrillos, cinco galpones donde se secaban y otro gran edificio donde se fabricaban exclusivamente los ladrillos huecos. El establecimiento abarcaba una extensión de 12 hectáreas pero el Sr. De Dominicis arrendaba a los señores Costa, y luego a sus sucesores, una fracción del bañado de donde se extraía la materia prima del barro, que, mezclado con la tierra procedente de las barrancas aledañas formaba la pasta del color exigido por el llamado "ladrillo de máquina". El barro extraído del bañado era transportado en zorras Decauville, que pasaban por debajo de las vías del ferrocarril mediante una alcantarilla excavada al efecto. La operación de extraer el barro y hacer la mezcla estaba a cargo del capataz Fortunato Fasoli, que la efectuaba en la playa. De allí pasaba a los cilindros trituradores, los cuales, en su continuo accionar, formaban el pastón que a su vez, por medio de un implemento mecánico en forma de tornillo con aletas, empujaba a presión el barro sobre ocho tablillas, accionando luego una reja de alambre de acero que iba cortando los ladrillos ya formados. Por último, éstos eran apilados para que se orearan bajo un tinglado donde permanecían durante 8 o 10 días. Una vez oreados lo suficiente, según la opinión de Guerino Siena, los ladrillos pasaban a la máquina compresora que los marcaba con la sigla ADD (Augusto De Dominicis) por un lado, mientras por el otro llevaban la leyenda "Campana". Continuaban en el tinglado unos días más hasta que eran llevados a la Sección Quemado. Cargado el horno, quedaban éstos a cargo del cuidado del capataz Domingo Griolo, a quien secundaban dos ayudantes.
El horno se cargaba colocando los ladrillos por camadas en cada una de las secciones del horno, sobre las camadas se extendía una capa de carbón de Cardiff. Durante el proceso se iba agregando carbón por unos tubos que el horno tenía en su parte superior. El cocimiento requería un lapso de alrededor diez días.
Las máquinas de la fábrica eran accionadas por un motor horizontal a vapor, el que a su vez era alimentado por una caldera de 24 caballos de fuerza. La atención de la maquinaria estaba a cargo del mecánico Victorio Cibin.
La inspección nocturna se efectuaba utilizando Candiles, por no existir aún el alumbrado eléctrico en la localidad.
La producción mensual se estimaba en unos 750.000 ladrillos macizos y 600.000 ladrillos huecos, aunque baldosas no se fabricaban.
Esta producción se solicitaba desde la Capital Federal y desde los puntos más importantes del país. Gran parte de ella fue empleada en la producción del Palacio de Justicia y el Congreso Nacional que hoy admiramos. 
"La Cerámica" contaba con su propio desvío, a donde llegaban los vagones para la operación de carga, eliminando el uso de carros de carga. El personal, compuesto de 180 a 250 operarios, residía en Campana y cumplía una jornada de sol a sol, como era la costumbre de entonces. 
Don Augusto De Dominicis vendió su establecimiento a fines de 1913 a la Compañía Alemana Zublin, retirándose de sus negocios en Campana, para residir definitivamente en la Capital, donde falleció el 16 de Noviembre de 1936.
Fuente: Archivo Histórico Municipal.
Palabras claves:
fábrica de ladrillos, Horno de ladrillos, Chimeneas, Galpones, Fabrica de Urteaga, La Cerámica, Cormela, Costa, De Dominicis,